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contra él, como si buscara calor, pero él se apartó vivamente de ella. ¡Herramienta! No... no, eso no era jugar limpio con la muchacha, ¿verdad? La chica no era responsable cuando les traicionó, con menos voluntad propia que la que tendría un hombre a quien le están encañonando: por la espalda. Pero no podía mirar ahora sin sentirse sucio. Una espacionave bajó hasta el suelo. Langley subió por la escalerilla, encontró un sillón en la sala y trató de no pensar. Marin le dirigió una mirada llena de dolor y luego se sentó alejada de los demás. Un par de guardias armados, hombres rubios, arrogantes, que debían ser thorianos, se instaló en las puertas. Saris fue llevado a otra parte. Todavía no estaba impotente, pero su única acción posible tendría que ser la suicida de estrellar la nave contra el suelo. Y Brannoch parecía querer correr ese riesgo voluntariamente. Las montañas quedaron muy abajo de la proa. El breve zumbar del aire acondicionado y después se vieron más arriba de la atmósfera, dando una vuelta al planeta en dirección al África central. Langley se preguntó qué iba a ser de él durante el resto de sus días. Entraba dentro de lo posible que Brannoch le estableciera en algún planeta tipo terrestre, tal y como le había prometido. No presenciaría la guerra, pero toda su vida estaría plagada de pesadillas en las que el cielo se abriría y millones de millones de criaturas humanas arderían, se desintegrarían, caerían hechas polvo por el suelo. ¿Y sin embargo, qué otra cosa podía hacer? Trató de obrar de otro modo y fracasó. ¿No era bastante? No, dijo algún lejano antecesor suyo de Nueva Inglaterra. El tiempo pasaba. A cada instante se acercaban más a su propia muerte, pensó con tristeza. A pesar de que África estaba en la zona del día en aquellos instantes, Brannoch hizo bajar su nave. Langley se imaginó que algo había sido preparado quizás falsas señales de identificación, para desembarazarse de las naves patrulleras. Había allí una pantalla de visión exterior y contempló el amplio río que en ella aparecía y que debía ser el Congo. Limpias y ordenadas plantaciones se extendían en perfectos rectángulos hasta perderse de vista en la lejanía y el continente parecía sembrado de ciudades de tamaño medio. La nave las ignoró volando bajo hasta llegar a un apiñamiento de pequeñas edificaciones con cupulados techos. ¡Ah! dijo Valti . Un centro administrativo de plantaciones... y perfectamente genuino además, no me cabe la menor duda. Pero subterráneamente... hummm... Una porción de polvoriento suelo abrió unos labios metálicos y la nave descendió al interior de un hangar, Langley siguió al resto hasta el exterior y entraron en las austeras habitaciones adyacentes. Al extremo del paseo se alzaba una cámara muy grande; contenía algún equipo de oficinas y un tanque. Langley estudió el tanque con una chispa de interés. Era una cosa grande, una caja de acero de seis metros de ancho por quince de largo, montada en su propia base antigravitacional. Había allí botellas auxiliares para gas, bombas, motores, medidores, un dial marcando la presión interior y la exterior que él comprendió diferían en casi mil atmósferas. Buen juguete, pensó. ¿Había sido hecho mediante campos de fuerza o simplemente con arreglo a la metalurgia actual? Todo el dispositivo era grande, constituyendo una máquina movible por medios propios, allí agazapada, como si fuera una cosa viva. Brannoch se adelantó al grupo y con la mano hizo un gesto alegre en dirección al imponente objeto. Su triunfo le había dado una fluidez casi infantil. Aquí estamos, thrymkanos dijo . ¡Los hemos traído a todos ellos! XIII La plana voz microfónica respondió con tono lúgubre. Sí. Ahora. ¿Estás seguro de que no te han puesto ninguna trampa, que no te han rastreado, que todo esta en orden? ¡Pues claro! la alegría de Brannoch parecía enfriarse; de repente, pareció malhumorado . A menos de que hayan visto volar a vuestro tanque hasta aquí. No lo vieron. Pero después de llegar, realizamos una inspección. La negligencia del superintendente de la plantación, que quiere decir la tuya, ha sido deplorable. En la pasada semana ha comprado dos nuevos labradores para el campo y se ha olvidado de acondicionarlos contra el recuerdo de habernos visto a nosotros y a nuestras actividades. ¡Oh, bueno... esclavos de la plantación! Jamás se dan cuenta nunca de nada, de todas maneras. La probabilidad es pequeña, pero existe y puede ser prevenida. El error ya está, rectificado, pero ordenarás que tu superintendente sea colocado cinco minutos bajo las descargas neurales. Mira los labios de Brannoch se retiraron dejando los dientes al descubierto . Mujara está en mi nómina desde hace cinco años y me ha servido con fidelidad. Una reprimenda es bastante. No haré que... Sí, lo hará. Durante un largo momento el gigantón permaneció desafiante, como si se hallara en presencia del enemigo. Luego algo en su interior pareció doblegarse, se encogió de hombros y sonrió con cierta amargura. Está bien. No vale la pena discutir por eso. Hay muchas otras cosas que hacer. La mente de Langley pareció reunirse consigo mismo de nuevo y empezar a funcionar otra vez. Todavía experimentaba una sensación de vacío, de carencia de emociones, pero pudo pensar y sus reflexiones no tuvieron nada de placenteras. «Valti ya me dio un indicio de esto. Esos monstruos del interior del tanque no son únicamente los pequeños ayudantillos de Brannoch. Son sus amos. A su manera solapada son quienes gobiernan este espectáculo». «Pero, ¿qué quieren sacar en limpio? ¿Por qué se molestan? ¿Qué beneficio obtendrán fomentando la guerra? Los thorianos podrían conquistar más territorios, pero un planeta de tipo terrestre, de nada servirla a los seres de respiración de hidrógeno.» ¡Adelántate, ser extraño! dijo la voz mecánica . ¡Deja que te veamos mejor! Saris se deslizó hacia adelante, bajó la presión de los cañones de las armas. Su flaca forma delgada y parda estaba agazapada y baja, inmóvil a excepción del mismísimo extremo de su cola que se retorcía con hambre. Miró el tanque con ojos fríos. Sí dijeron los thrymanos al cabo de un largo intervalo . Sí, hay algo en él. Jamás habíamos sentido antes esas particulares corrientes vitales en ninguna de las centenares de razas que conocemos. Puede ser muy bien peligroso. Será útil Intervino Brannoch. Si es que ese efecto puede ser duplicado mecánicamente, Milord Interrumpió Valti con su tono más aceitoso . ¿Está usted seguro de esa posibilidad? ¿No podría ser que solo un sistema nervioso vivo pudiera generar ese campo... o controlarlo? El control es un problema de los más complejos, va sabe. Puede requerir algo tan bueno como un cerebro genuino, que ninguna ciencia que conozcamos puede fabricar artificialmente.
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Dobre pomysły nie mają przeszłości, mają tylko przyszłość. Robert Mallet De minimis - o najmniejszych rzeczach. Dobroć jest ważniejsza niż mądrość, a uznanie tej prawdy to pierwszy krok do mądrości. Theodore Isaac Rubin Dobro to tylko to, co szlachetne, zło to tylko to, co haniebne. Dla człowieka nie tylko świat otaczający jest zagadką; jest on nią sam dla siebie. I z obu tajemnic bardziej dręczącą wydaje się ta druga. Antoni Kępiński (1918-1972)
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